A continuación, un editorial que refleja la opinión del Gobierno de Estados Unidos:
Para que Estados Unidos sea más seguro, se están protegiendo sus fronteras y garantizando el cumplimiento y respeto de las leyes de inmigración.
Los migrantes que intenten ingresar ilegalmente a Estados Unidos o que permanezcan ilegalmente después de que haya expirado su autorización de estancia se enfrentarán a graves consecuencias. Estas podrían incluir penas de prisión, deportación inmediata a su país de origen y la prohibición permanente de obtener una visa estadounidense en el futuro.
Estados Unidos ha desplegado enormes recursos policiales en la frontera sur para bloquear la entrada ilegal, detener a quienes intentan cruzar, deportar a los inmigrantes ilegales y encarcelar a quienes regresan. Los cruces ilegales se encuentran actualmente en su nivel más bajo, y quienes aún intentan cruzar corren mayores riesgos sin posibilidad de éxito.
Algunas personas creen que pueden ingresar a Estados Unidos sin sufrir consecuencias. Esto no es cierto. Quienes intenten cruzar la frontera estadounidense o permanecer en el país ilegalmente serán detenidos y enfrentarán graves consecuencias.
Demasiados migrantes descubren, por las malas, que la migración ilegal pone en riesgo la seguridad y la vida de todos. Organizaciones criminales, cárteles y traficantes de personas se aprovechan de los inmigrantes ilegales, a menudo sometiéndolos a violencia brutal, extorsión, agresiones y trabajos forzados. Algunos no sobreviven.
La inmigración ilegal también supone una carga financiera para las familias que se quedan en casa, quienes a menudo se endeudan para pagar a los contrabandistas o secuestradores. Al final, los inmigrantes ilegales serán deportados y quedarán debiendo dinero.
Estados Unidos colabora con países del hemisferio occidental y de todo el mundo para investigar, interceptar y deportar a los inmigrantes ilegales incluso antes de que lleguen a Estados Unidos.
El aumento de las fuerzas del orden estadounidenses y de nuestros socios en la región dificulta más que nunca el acceso y la entrada ilegal a Estados Unidos.
El gobierno de Estados Unidos promueve la rendición de cuentas para cualquiera que contribuya a infringir sus leyes.
Las autoridades están procesando y deportando a contrabandistas y traficantes de personas, además de tomar medidas para imponer restricciones de visa a los funcionarios gubernamentales de países extranjeros que facilitan la inmigración ilegal a Estados Unidos.
Además también promueve la rendición de cuentas para los funcionarios extranjeros que se niegan a recibir a los ciudadanos de sus países sin un estatus legal en Estados Unidos.
Quienes socavan nuestra seguridad nacional no son bienvenidos.
De hecho, quienes intenten abusar del sistema de visas para llegar ilegalmente a Estados Unidos enfrentarán consecuencias.
Las personas que proporcionen información inexacta intencionalmente en sus solicitudes de visa o durante las entrevistas pondrán en riesgo su posibilidad de viajar a Estados Unidos y podrían ser inhabilitadas permanentemente para ingresar al país. También podrían enfrentar un proceso penal bajo las leyes locales y federales de Estados Unidos.
Los riesgos de intentar inmigrar ilegalmente a Estados Unidos, o de ayudar a quienes lo intentan, superan con creces cualquier posible recompensa. Los inmigrantes ilegales podrían perder la vida, ser víctimas de delincuentes o quedar con antecedentes penales que los perseguirán para siempre.
La decisión es clara: no emprendan el peligroso viaje. No se arriesguen. No infrinjan las leyes estadounidenses.